Los cables subterráneos son uno de los activos más importante en las redes eléctricas, dado que permiten el flujo de electricidad conservando la estética urbana, disminuyendo la contaminación visual causada por las líneas aéreas y aumentando la seguridad al disminuir la exposición de los seres humanos por cercanías ante las reacciones por una posible falla. Sin embargo, sus propietarios se enfrentan con mayor frecuencia a la necesidad de reemplazo de los mismos por su deterioro natural por envejecimiento o como consecuencia de fallas. Dichos reemplazos en la mayoría de los casos involucran actividades que pueden representar traumas por la discontinuidad del suministro de energía, afectaciones en el tráfico, uso de equipos pesados, entre muchas otras. Adicionalmente, las compañías propietarias del activo se enfrentan a los altos costos para su compra dado la gran demanda y la escasez mundial del cobre, esto sin mencionar los impactos ambientales como consecuencia de su producción. Por tales razones, la implementación de soluciones que eviten el reemplazo de los cables, se posiciona en la lista de prioridades para las compañías eléctricas. Los cables subterráneos están expuestos a niveles altos de humedad y esto deteriora el aislamiento de los mismos a través de la generación de arborescencias acuosas o mayormente conocidos como “arboles de agua” dado a que los caminos de ruptura que se crean en el aislamiento sigue un patrón semejante a las ramificaciones de un árbol, entonces, conociendo una de las causas de deterioro del aislamiento y los problemas por la escasez y altos costos del cobre, diferentes compañías han trabajado en el rejuvenecimiento de los cables bajo la corrección de las arborescencias mediante técnicas de relleno de las mismas.
NOVINIUM una compañía de Southwire, ha diseñado y mejorado a través de más de 30 años una técnica basada en la inyección de silicona a través de los hilos trenzados de los cables aislados de la familia PE y EPR, silicona que fluye a lo largo del tramo de cable y se esparce de manera homogénea por todo el aislamiento. Dicha silicona reacciona con el agua, convirtiéndose en parte del material aislante, provocando que los cables a los que se les practica la técnica alcancen el mismo nivel de fiabilidad de los cables nuevos. El proceso de rejuvenecimiento inicia con la verificación del estado del aislamiento bajo el ensayo de tangente delta, luego, pruebas de flujo bajo la inyección de nitrógeno a través de los hilos del conductor son llevadas a cabo para garantizar que el fluido pueda recorrer todo el tramo de cable, y posterior a esto se inicia la aplicación de la silicona con ayuda de una bomba y la adaptación de conectores que permitirán la inyección continua, incluso con el cable energizado. Normalmente, el proceso completo se realiza en menos de la mitad del tiempo que se consumiría en el reemplazo de un cable y debido a la facilidad en el sistema de inyección no se crean traumas sobre el usuario final. Su costo suele rondar el 50% del costo de un cable nuevo y con la posibilidad de ser incluido como un costo de capital para luego ser remunerado. Además, los gastos operacionales se disminuyen de manera significativa y podría evitarse la construcción de cables nuevos contribuyendo a evitar generar toneladas métricas de dióxido de carbono. Hasta la fecha, más de 42.672 kilómetros de cable dieléctrico sólido han sido rejuvenecidos mediante inyección de fluido de silicona, en más de 350 empresas de servicios públicos en todo el mundo.